La razón más tonta del mundo para comprar una acción es porque está subiendo. Warren Buffet.
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Se avecina una crisis económica... O al menos eso es lo que nos dicen los medios de comunicación. Algunas voces apuntan como factores desencadenantes a:
1. La caída del precio de la vivienda. Su origen está en que el consumidor ya no está dispuesto a pagar los altos precios alcanzados. Una de las principales consecuencias que ha traido es un frenazo de la especulación inmobiliaria al haber una gran incertidumbre en que la vivienda recién adquirida pueda revenderse a un precio superior.
2. La concesión de préstamos hipotecarios con escasas garantías de devolución (préstamos subprime) que muchos particulares no podrán afrontar debido a la subida del Euribor y a la crisis. El impago ha originado agujeros financieros de difícil cuantificación en bancos y otras entidades.
3. La subida precio del petróleo, cuya principal causa es el rápido crecimiento económico que están experimentando numerosos países asiáticos, entre ellos China o la India. A ello se une la subida de otras materias primas y productos de origen alimentario debido a que se está incrementando su consumo por aquellos países que están teniendo un mayor desarrollo.
Este aumento de precios del petróleo y de los alimentos se contagiará con celeridad a otros productos y servicios, determinando la reducción en el consumo típica de los periodos de crisis.
4. El elevado precio del euro, que hace que los productos europeos estén más caros y, por tanto, sean menos competitivos a nivel internacional.
6. La caída del precio del dólar, responsable de que el patrimonio en dólares que tenían muchos propietarios esté sufriendo una reducción dramática.
En teoría, estos factores parecen ser suficientes para que se dé una crisis económica aguda que repercutirá en el mercado bursátil. Personalmente no creo demasiado en la validez de las predicciones económicas. Así pues, no sé si habrá o no una crisis, ni si esta será tan severa como vaticinan los medios de comunicación y ciertas autoridades en materia económica. Ahora bien, pongámonos en el peor de los casos: habrá una crisis terrible merced a la cual se hundirá la Bolsa. ¿Qué tenemos que hacer entonces? La mayor parte de los inversores lo tienen claro: vender cuanto antes sus activos financieros (fondos, acciones, etc.) y no comprar nada hasta que la situación mejore. Esta huida para cortar pérdidas es muy típica de la Bolsa pero no por ello es lo más correcto. Mi propuesta es justo la contraria: cuando aumentan las ventas, las cotizaciones caen dejando los activos a precio de ganga. Es en estos momentos cuando el pequeño inversor tiene que hacer más compras. Es decir, cuando tiene que canalizar su ahorro hacia el mercado financiero. Desde una perspectiva histórica está demostrado que comprar en momentos de crisis es la mejor opción para ganar en Bolsa. De hecho, grandes inversores como W. Buffet o A. Kostolany han hecho buena parte de su fortuna actuando en épocas de crisis. Sin embargo, algo que parece tan sencillo no lo es tanto cuando se pone en práctica. Existen un par de dificultades al respecto:
A. Que la Bolsa baje no implica que no vaya a bajar más.
B. Cuando las cotizaciones caen el miedo suele apoderarse de los inversores, razón por la que muchos no se atreven a probar esta estrategia.
Lo mejor que se puede hacer para solventar dichas dificultades es perder el pánico al mercado bursátil (pensemos que –a largo plazo- comprando en estos momentos críticos perderemos menos que otros que compran con las cotizaciones altas) y tener siempre liquidez. Esto último implica disponer de algo de dinero para invertir, ya venga de un sueldo, de unos ahorros, etc. De esta forma, iremos llevando más dinero a la Bolsa según vayan cayendo las cotizaciones. Hay que tener presente que un precio bajo representa una oportunidad, pero un precio aún más bajo representa una oportunidad mayor.
En cualquier caso, nosotros tenemos la última palabra. Ante una crisis podemos huir despavoridos, como hace la mayoría, o canalizar nuestro ahorro hacia la la Bolsa, como hacen los cazadores de gangas.
1. La caída del precio de la vivienda. Su origen está en que el consumidor ya no está dispuesto a pagar los altos precios alcanzados. Una de las principales consecuencias que ha traido es un frenazo de la especulación inmobiliaria al haber una gran incertidumbre en que la vivienda recién adquirida pueda revenderse a un precio superior.
2. La concesión de préstamos hipotecarios con escasas garantías de devolución (préstamos subprime) que muchos particulares no podrán afrontar debido a la subida del Euribor y a la crisis. El impago ha originado agujeros financieros de difícil cuantificación en bancos y otras entidades.
3. La subida precio del petróleo, cuya principal causa es el rápido crecimiento económico que están experimentando numerosos países asiáticos, entre ellos China o la India. A ello se une la subida de otras materias primas y productos de origen alimentario debido a que se está incrementando su consumo por aquellos países que están teniendo un mayor desarrollo.
Este aumento de precios del petróleo y de los alimentos se contagiará con celeridad a otros productos y servicios, determinando la reducción en el consumo típica de los periodos de crisis.
4. El elevado precio del euro, que hace que los productos europeos estén más caros y, por tanto, sean menos competitivos a nivel internacional.
6. La caída del precio del dólar, responsable de que el patrimonio en dólares que tenían muchos propietarios esté sufriendo una reducción dramática.
En teoría, estos factores parecen ser suficientes para que se dé una crisis económica aguda que repercutirá en el mercado bursátil. Personalmente no creo demasiado en la validez de las predicciones económicas. Así pues, no sé si habrá o no una crisis, ni si esta será tan severa como vaticinan los medios de comunicación y ciertas autoridades en materia económica. Ahora bien, pongámonos en el peor de los casos: habrá una crisis terrible merced a la cual se hundirá la Bolsa. ¿Qué tenemos que hacer entonces? La mayor parte de los inversores lo tienen claro: vender cuanto antes sus activos financieros (fondos, acciones, etc.) y no comprar nada hasta que la situación mejore. Esta huida para cortar pérdidas es muy típica de la Bolsa pero no por ello es lo más correcto. Mi propuesta es justo la contraria: cuando aumentan las ventas, las cotizaciones caen dejando los activos a precio de ganga. Es en estos momentos cuando el pequeño inversor tiene que hacer más compras. Es decir, cuando tiene que canalizar su ahorro hacia el mercado financiero. Desde una perspectiva histórica está demostrado que comprar en momentos de crisis es la mejor opción para ganar en Bolsa. De hecho, grandes inversores como W. Buffet o A. Kostolany han hecho buena parte de su fortuna actuando en épocas de crisis. Sin embargo, algo que parece tan sencillo no lo es tanto cuando se pone en práctica. Existen un par de dificultades al respecto:
A. Que la Bolsa baje no implica que no vaya a bajar más.
B. Cuando las cotizaciones caen el miedo suele apoderarse de los inversores, razón por la que muchos no se atreven a probar esta estrategia.
Lo mejor que se puede hacer para solventar dichas dificultades es perder el pánico al mercado bursátil (pensemos que –a largo plazo- comprando en estos momentos críticos perderemos menos que otros que compran con las cotizaciones altas) y tener siempre liquidez. Esto último implica disponer de algo de dinero para invertir, ya venga de un sueldo, de unos ahorros, etc. De esta forma, iremos llevando más dinero a la Bolsa según vayan cayendo las cotizaciones. Hay que tener presente que un precio bajo representa una oportunidad, pero un precio aún más bajo representa una oportunidad mayor.
En cualquier caso, nosotros tenemos la última palabra. Ante una crisis podemos huir despavoridos, como hace la mayoría, o canalizar nuestro ahorro hacia la la Bolsa, como hacen los cazadores de gangas.